sábado, 10 de diciembre de 2011

LLÉVAME AL RÍO (la última obra)


 Un alegato a favor del Teatro.
Comenzamos por sentarnos en la terraza del teatro Sidarte, que es la sede del Sindicato de actores de chile, a escuchar como un grupo de actores critíca al y a favor del oficio del actor, a través de la historia de la llorona. Lo recibí como una critica del teatro, al teatro y a través del teatro, pero a la vez a una sociedad que no ve teatro, que es justamente el meoyo del asunto.
La escenografía nos muestra un escenario visible en toda su dimensión, lo que hace que uno no se pierda nada de la acción de la obra, incluso lo que pasa tras bambalinas, de modo que la multiplicidad de focos de atención queda instaurada desde el inicio y no incomoda, sino que en ocasiones lo que pasa atrás es más atractivo que lo que sucede sobre el escenario. Con canciones y voces que emocionan van matizando la trágica historia que los actores nos cuentan, La Llorona, un clásico del folclore Lartinoamericano, que a la vez no es la única historia que nos cuentan, sino también la historia de los actores que la representan, que a la vez tienen su propia historia, por lo que el montaje a momentos se hace difícil de seguir, sobre todo cuando la base de muchas escenas son textos eternos, durante estos la atención se escapa y uno deja de escuchar, pero sin duda en ningún momento aburre.  Algo muy atractivo es com jugamos nosotros, ya que hay momentos en que no solo somos el público de la obra, sino que somos el publico representado de la obra representada, si es que eso tiene sentido, no sabemos si es una ficción sobre una realidad representada o una ficción representada sobre una realidad, o todo lo contrario, quedé loco, pero finalmente eso es puro caldo ´e cabeza y no hay gran diferencia entre si lo entendemos o no, nos sentimos parte del montaje de todas maneras.
La música, en vivo y envasada ayudan a crear atmósfera, pero lejos los puntos más emocionantes y significativos de la obra son con voces e instrumentos vivos que están al servicio de la escena, que a momentos ayudan a que nos riamos un poco del teatro y de la solemnidad que muchas veces tiene, o que actores extremedamente "profesionales" le infunden, con su manera angustiadamente “teatral” de “vivir”su actuación.
Y con todo esto instauran una discusión, que tiene que ver con el objetivo de esta misma revista ¿por qué esta sociedad nos esta matando? A los actores digo, ya que no somos más relevantes que lo que hacemos, y creemos que lo que hacemos puede cambiar el mundo, lo cambiamos a granitos de arena, pero el mundo está acostumbrado a los camiones de arena, por lo que lo que hacemos no sirve. Esta amargura está instaurada en el mundo teatral, y que actores tan jóvenes lo vean y lo vivan con tanta pasión es muy importante, porque se lo han tomado a pecho y han realizado esta obra, para tratar de cambiarlo, espero. Ya que el subtitulo de esta pieza es "La última obra" y sinceramente espero que no lo sea.
Es una obra entretenida y bastante dinámica, para los que conocen algo de teatro se hace más aún, de todas maneras es una obra que hay que ver para entender en que está el teatro hoy, es al aire libre y con adhesión voluntaria, lo que lo hace una buena opción para este caluroso verano.
Dese una vuelta por el SIDARTE y pase un momento emocionante e interesante.


Dónde: Terraza Sidarte
Desde el 9 al 18 de Diciembre a las 22 hrs.

Duración: 70 min. (aprox.)
Compañía Mal de Amores: Francisca Aspe, Claudia Bazán, Natalia Díaz, Daniela Estay, Diego Guerrero, Bernardita Ibieta, Anavictoria Risi, Margarita Silva, María de los Angeles Burrows.
Dirección: Pierre Sauré Costa
Asistente Dirección: Daniela Riveros
Coreografía: Ana José Manriquez
Diseño Integral: Belén  Abarza
Realización Vestuario: Daniel Bagnara
Composición Musical: Alejandro Miranda
Diseño Gráfico: Stephanie Sauré
Tutor de Producción: Jorge Springinsfeld
Adhesión voluntaria

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