viernes, 4 de mayo de 2012

JUAN y BEATRIZ


Si lo que quiere es enamorarse y compartir su vida, aquí tiene.

Una hermosa metáfora de la vida en pareja, no solo en matrimonio, sino de cómo nos proyectamos y buscamos por un y otro medio el ideal del amor que nos han impuesto, que no existe y que al buscarlo terminamos destruyendo todo lo que queríamos crear. Un maravilloso momento de reflexión y de emoción.
Una mujer sola en un espacio casi irreal de comienzo a todo y nos confiesa de a poco las historias de Juan y Beatriz, dos personas que se unen, por distintos motivos, en la búsqueda de algo que nunca han tenido, para darse cuenta de que lo que han buscado no siempre se encuentra y que, como lo dicen en la obra, no se puede buscar algo que no se conoce. Ponemos toda nuestra atención en la relación de esta pareja, que pasa toda la obra midiéndose, probándose y confesándose lo que lo hace muy atractivo, ya que la novedad aparece en cada momento y no deja que una anécdota tan simple como dos personas en una habitación, decaiga o se torne monótona. Así la historia va siguiendo su curso, de una forma tan natural y particular a la vez que da la sensación de que no hay forma de que las cosas desarrollen de otra manera, de que es inevitable lo que les depara el destino, como también nos hace cuestionarnos el nuestro.